Generalmente no los hago. De pequeña, con la fiebre del Silmarillion, me pasaba la vida haciendo mapas y razas y culturas y países. Ahora me interesa más la historia o los personajes que la creación del mundo a niveles tan detallistas.
Cuando el «mapa» es más o menos importante dentro de la historia, como por ejemplo en Dioses Muertos, hago un esquema muuuy básico de donde está cada cosa y, esto es esencial, la distancia que hay entre cada sitio. Si no es fácil que haya errores en lo que tardan los personajes en ir de un sitio a otro, y gente que está en un lugar no puede estar en otro cuando la historia lo pide, por lo que hay que hacer ajustes.
Sé que hay programas que te ayudan a hacer mapas, pero soy la reina de perder el tiempo y si me pusiera a jugar con ellos no escribiría nunca. Así que de momento intento no necesitar los mapas más que lo imprescindible y más adelante, si veo que son vitales, ya me buscaré la vida.