No son importantes en el sentido en que mis personajes tengan que ser todos extremadamente bellos y hermosos y se enamoren todos de ellos solo por su aspecto. Por lo tanto creo que la respuesta sería no, para la mayoría de mis personajes las apariencias no son importantes.
Pero si es importante su aspecto físico en alguna situación. Por ejemplo, la protagonista de Vulnerable se tiñe el pelo de colores extremados y agresivos para usarlo de una suerte de armadura o camuflaje de su identidad anterior. Alfil de Los Engranajes del Mundo lleva el pelo blanco en una cresta, tipo Tormenta de X-Men.
En el caso de Heda, es importante que sea de pelo oscuro y no rubia o pelirroja como la mayoría de la gente de su tribu.
En cuanto a la protagonista de Los Primeros, quería que fuera de pelo castaño, ojos marrones y piel tostada, bastante uniforme, para demostrar que es un personaje supuestamente «anodino», poco especial en apariencia, pero con mucha profundidad oculta. También pensé en que los secundarios fueran de diferentes razas, aunque cada vez me estoy inclinando más a hacer algo tipo Ursula K. Le Guin y que todos sean de raza indefinida, después de siglos de aislamiento y mezcla, pero aún no lo tengo decidido.
Para diseñar a un personaje puedo tomar diferentes rutas. A veces alguna de sus habilidades, poderes o características especiales se traslada a su aspecto físico. A veces comienzo con una idea de personalidad y defino al personaje de dentro a fuera según su entorno, o según me parece mejor. A veces tengo una imagen clara del físico de un personaje, por ejemplo basada en algún actor o algún personaje de cine o televisión y lo adapto a un arquetipo que necesito usar en mi historia.
Como detalle curioso, cuando escribí Dioses Muertos en 2007 creé a Lander y a Jarren describiéndoles por encima y años después como vi Vikings, descubrí que eran básicamente Ragnar y Athelstan. Fue un detalle curioso que me ayudó a darles algo más de profundidad en la reescritura, la verdad.